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shellgame Espero que disfruteis de la lectura de la traducción que he hecho del "Sharp and flat" de John Nevil Maskelyne.

He liberado también todo el apartado de técnicas cartomágicas. Proximamente liberaré otras lecturas igual de interesantes para que continúeis profundizando en este apasionante mundo de la cartomagia y del tahurismo. Un abrazo.

                                                                      Antonio.

 

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 CAPÍTULO XII, RULETA Y OTROS JUEGOS RELACIONADOS

Relato de una estafa de Ruleta:

Un caballero bien conocido en los círculos artísticos me ha beneficiado a través de un amigo común, con el siguiente e interesante relato de una estafa relacionada con la Ruleta, realizada aquí en Londres. La titula como "una experiencia de juego real", que se relata aquí lo más fiablemente posible según sus propias palabras.

"Hace algún tiempo me escribió un amigo preguntándome si me gustaría asistir a una partida en casa del Sr. X, quién había ganado cierta notoriedad al ganar una gran suma de dinero en Montecarlo, lo que fue mencionado casi a diario en la prensa Londinense. Fui, se jugó a la ruleta, siendo los invitados, alrededor de medianoche, invitados a una excelente cena y Pol Roger (1) ad lib (2).

La asamblea era mixta, unos pocos hombres de clubs del entorno, un conocido prestamista y dos bellas señoras, una de las cuales fue nuestra anfitriona, la otra una famosa baronesa. Se jugó de manera bastante honesta, el paño o tapete usado era uno de los que normalmente se usan en Inglaterra con un sólo cero. Las apuestas se limitaron a 20 libras sobre suertes sencillas o a la par (3).

Al final de la tarde, nuestro anfitrión, el tan mencionado caballero de Montecarlo, que había ganado aproximadamente 1.000 libras durante la partida puso cita a otra tarde de juego y me preguntó si me importaría hacerme cargo de la banca. Acepté con la condición de que pudiera retirarme cuándo hubiese perdido lo que deseaba arriesgar. Se acepto esta condición y a la semana siguiente me hice cargo de la banca, cuando perdía alrededor de 300 libras a modo de consuelo se me derivó a una cena de similares características que la primera, siendo todo de una calidad principesca. A continuación, se jugó al Baccarat, donde un afortunado amigo mío ganó a nuestro anfitrión unos cientos de libras. Yo mismo, habiéndome recuperado de mis pérdidas en la ruleta, ganaba alrededor de cincuenta soberanos. Al finalizar la noche, nuestro anfitrión se excusó de pagar con la excusa de que había tenido una semana muy mala en las carreras y además debía afrontar para el lunes un pago muy fuerte. "sé",  dijo, que a usted y a su amigo no les importará esperar hasta la semana que viene en la que tendremos otra noche de juego. Por supuesto que acordamos esperar hasta la próxima reunión.

Algunos días después recibí una carta del Sr. x diciéndome que era un placer para él adjuntarme un cheque y comentándome que tenía la intención de participar en una noche de juego en casa de un amigo suyo cerca de Charing Cross. Llegada la noche en cuestión me dirigí puntualmente a la dirección que me había dado el Sr. X. Me encontré con una veintena de personas reunidas entre las que se encontraba mi amigo y otra persona a la que conocía. Dirigiéndome al primero le pregunté si el Sr. X le había pagado el dinero que le debía. "Oh sí", "me ha pagado con eso" dijo señalando un montón de fichas que tenía ante sí. Cuando llegué el juego ya había comenzado y me di cuenta que el límite de las apuestas era el doble que en la primera ocasión, a saber cuarenta libras sobre suertes sencillas o a la par. Observé además que un francés, que no hablaba una palabra de inglés, era el encargado de girar la ruleta y que el Sr. X actuaba como croupier. El paño o tapete no era parecido al usado en ocasiones anteriores.

El juego continuó con el francés haciendo rodar la bola y el Sr. X rastrillando las apuestas cuando perdía y pagándolas cuando ganaba. De vez en cuando se retiraba uno de los jugadores tras perder fuertemente mientras otros no cesaban de llegar. Se estaba haciendo un buen negocio, siendo éste muy activo, nadie sabía a ciencia cierta cuánto ganaba la banca. Como descubrí más tarde ni siquiera un Rothschild (4), habría aguantado contra esta mesa.

Uno de los jugadores se levantó y dijo: "Sr. X, creo que le debo setecientas" e intentó sobre una hoja en blanco, escribir un cheque por la cantidad debida, pero dándose cuenta de que no era capaz de escribir adecuadamente, llamó al prestamista que se encargó de rellenar el cuerpo del cheque. El jugador, medio borracho lo firmó y se marchó. Antes de marcharse otros muchos jugadores pagaron mediante cheques, y yo mismo perdiendo ya diez libras apostadas en soberanos, rellené un cheque por esta cantidad. Mientras tanto, mi amigo que había cobrado algunos cientos de libras en fichas como ya mencioné, las había perdido todas y debía aproximadamente otras cuatrocientas. Estaba apostando lo máximo permitido tanto a rojo como a negro, y algunas veces tenía así mismo el máximo a cualquiera de las otras suertes. Únicamente ganaba uno de cada tres o cuatro jugadas, dando la sensación que para él la suerte no existía. Entramos en una habitación contigua donde tomamos un brandy y soda, "mi suerte es terrible, horrible", dijo, "pero voy a esperar, las probabilidades deben mejorar". Sin embargo, no fue este el caso y continuó perdiendo cada vez más mientras que gotas de sudor perlaban su frente.

Dejando de fijarme en mi amigo, centré mi atención sobre la ruleta mientras giraba, me di cuenta de que la bola caía en la división número 3 rojo, pero extrañamente cuando la ruleta dejó de girar resultó ganador el número 26 negro, ni siquiera entonces se me ocurrió pensar que pudiera estar sucediendo algo extraño, pero poco tiempo después sucedió algo similar y estuve seguro de que alguna estafa se estaba produciendo. Entré en el guardarropa en el que habíamos dejado nuestras ropas de abrigo y colocándome el sombrero y la capa regresé, adelantando mi sombrero sobre mis ojos, observé la mesa. Siendo poseedor de una vista rápida y acostumbrada a la ruleta, pronto descubrí la que posiblemente fuera la estafa más hermosa jamás inventada. Las particiones que forman cada una de las divisiones en las que la bola cae estaban construidas de una única pieza movible y totalmente separadas de los números entre los que se encontraban. Presionando en la manera acostumbrada sobre la ruleta para detener su movimiento se activaba una especie de movimiento de trinquete que hacía girar la totalidad de las divisiones arrastrando con ellas la bola desde un número al siguiente. En función de cómo estaban colocadas las apuestas, se podía por tanto transformar a voluntad, rojo en negro, falta en pasa o par en impar.

Estaba tan perturbado por el descubrimiento de esta colosal estafa que desgraciadamente di un paso en falso que permitió que la banda escapara sin castigo. Después de asegurarme por completo del modus operandi, miré alrededor para ver con que ayuda contaba en caso de formarse una pelea, pero no gustándome el aspecto de la multitud presente, decidí buscar esta ayuda en el exterior. Antes de hacerlo, creí que era mi obligación hablar con el anfitrión que había prestado el lugar al Sr. X, llevándole aparte le dije que deseaba hablar con él privadamente, por lo que me llevó a su dormitorio. "Sr. Z, creo que es mi deber informarle de que este juego es en realidad una gigantesca estafa, los que han perdido su dinero, han sido en realidad engañados", dije explicándole el procedimiento. Dijo, "No puede ser cierto, conozco al X desde hace muchos años y he participado junto a él en importantes transacciones financieras, apostaría mi vida por su integridad". "Bien", dije "puede que sea así, pero estoy seguro de lo que digo y evitaré que se sigan haciendo cuántos pagos pueda, en cuanto a mi cheque de diez libras haré que el banco lo bloquee". Hasta hoy este cheque nunca fue presentado al cobro.

Dejando a Z en su habitación salí a la calle en el momento en que entraba el famoso Sr. --, miembro del Real Colegio de Cirujanos. Juega poco y estate atento, le susurré al oído mientras salía en busca de un detective. Más tarde mi amigo cirujano me informó que el juego se detuvo en cuánto me hube marchado.

El resto de la historia puede contarse rápidamente. Me encontré a mi desafortunado amigo a la puerta de su casa y me enteré de que había acabado perdiendo mil trescientas libras. Su estado era verdaderamente lamentable, cuando le dije que no tenía que pagar ni un centavo debido a que a que había sido engañado, su alivio fue grande.

Al día siguiente los detectives estuvieron verdaderamente ocupados, aunque se les escapó la mesa mecánica, y el Sr. X y su banda que se habían marchado de Londres. ¿Puede usted creerlo?, el Sr. X acudió a una famosa firma de abogados con la intención de demandarme, aunque le aconsejaron que se abstuviera de hacerlo. Rastreé a muchos de los jugadores que habían perdido esa noche y detuve el pago de muchos cheques que de otro modo habrían acabado en el bolsillo de los estafadores. Los hombres cuyos intereses protegí nunca me lo agradecieron, y lo único que obtuve fue hacer muchos enemigos. En el futuro dejaré el descubrimiento de estafadores a aquellos que están acostumbrados a este tipo de trabajo.

Notas:

1 Se trata de un champagne de cierto renombre conseguido al unir cepas como La Chardonnay de la Côte des Blancs y la Pinot Noir de la Montagne de Reims, es famoso además porque era el champagne favorito de Winston Churchill.

2 Se trata de la abreviatura de la expresión latina "ad libitum" que significa a placer, a voluntad.

3 Se trata de las suertes al cincuenta por ciento de posibilidades, conocidas como "suertes simples", es decir rojo-negro, pasa-falta, par-impar.

4 Dinastía europea de origen judeoalemán que en el siglo XVIII fundaron bancos e instituciones financieras, siendo a partir del siglo XIX considerados uno de los linajes más poderoso e influyentes económicamente hablando.