El sistema consta de varios elementos que hacen de él un ardid complejo, muy tecnificado, cuya utilidad práctica en mi opinión no es la que quieren atribuirle sus inventores. Está compuesto de las siguientes partes:
- Una baraja marcada al canto mediante una tinta especial que absorbe la luz infrarroja. Las marcas están constituidas por un código binario de líneas cortas y largas realizadas con tinta absorbente de luz infrarroja, invisible al ojo humano si no es a través de los filtros adecuados. Este código de marcas se repite en el canto de la baraja hasta en dieciséis ocasiones, con el objetivo de que la cámara obtenga las mejores imágenes posibles independientemente de su posición, ya que al software le basta uno sólo de estos grupos para poder interpretar el orden de la baraja.
- Una cámara en blanco y negro a la que se le ha quitado el filtro infrarrojo, suele estar incluida en un elemento que pueda pasar por normal. Normalmente se inserta en un teléfono móvil. Recordar en este apartado que uno de los elementos de protección frente a las trampas es no permitir la presencia de objetos de cualquier índole sobre la mesa de juego, lo cual puede considerarse ya como uno de los puntos débiles del sistema (ver en protección). Bien es verdad que la cámara puede también colocarse en el reloj del tahúr o en uno de los botones de su camisa o manga del traje. La información obtenida por la cámara es transmitida vía wifi a un smartphone u ordenador.
- Un smartphone u ordenador que generalmente está situado fuera del entorno donde se desarrolla el juego, y que consta del software adecuado para descifrar las imágenes enviadas por la cámara.
- Un receptor de la información enviada de vuelta al tahúr desde el smartphone u ordenador. Esta consta de archivos sonoros con el valor numeral y palo de las cartas, así como el orden que éstas ocupan en la baraja. Se trata de un audífono, vulgarmente llamado "pinganillo" a través del cual el tahúr recibe la información. Este objeto puede fabricarse a medida para que el mismo se adapte lo mejor posible al conducto auditivo del tahúr y quede lo más disimulado posible.
Marcar una baraja mediante tinta absorbente de luz infrarroja es la técnica más moderna en cuanto a este tipo de trampas se refiere, no obstante, la espectacularidad del sistema, queda por aclarar su utilidad en una partida real. El juego está sujeto a un ritmo natural que de no cumplirse puede crear sospecha en un jugador avezado. A mi entender el sistema se hace tedioso, con tiempos muertos que no acompañan el ritmo del juego. Además, el hecho de tener que estar pendiente del audífono puede restar naturalidad al tahúr que emplee este sistema. La tinta empleada es del tipo usado en la realización de los elementos de seguridad de billetes.