Con esta excelente novela referida al mundo del juego, y la problemática que acarrea en la vida de los personajes la pasión por el mismo, Cristina Peri Rossi ha obtenido un excelente colofón a su carrera literaria. Esta extraordinaria novela sobre la ludopatía ha sido escogida como una de las cien mejores novelas del siglo XX por Lemon's List de los Estados Unidos de América.
La obra de Cristina Peri es merecedora de todo elogio, pero en mi opinión no es casual que sea con esta novela con la que ha obtenido tantos honores y críticas favorables. Discrepo de la opinión del poeta Julio Cortazar cuando dice: "En literatura no hay temas buenos ni temas malos, tan sólo temas bien o mal tratados". La complejidad del fenómeno del juego tanto en sus aspectos psicológicos como sociológicos permiten al igual que sucedió en su día con la extraordinaria novela de Fedor Dostoievski "El jugador", crear una trama intensa en la que los personajes muestran su lado más complejo, con la pasión como eje temático, pasión que no necesariamente ha de ser sexual, en esta novela es la pasión por el juego el eje al cual giran los personajes. Como uno de ellos dice: "Sólo el deseo nos salva de la melancolía de la fugacidad". En esta novela, la autora profundiza en las obsesiones humanas y en la naturaleza adictiva de los individuos.
El protagonista, Jorge es un ludópata que trabaja como periodista. Se trata de un individuo amable, optimista y con una actitud escéptica e irónica respecto a las personas y el mundo en general. Ya en el inicio de la novela, Cristina Peri hace un magistral retrato de lo que sería un jugador dominado por el juego tal y como puede leerse al final del párrafo siguiente.
"Aquella noche el bingo estaba lleno. Detesto los fines de semana, cuando las buenas y honestas familias de clase media deciden apostar unos duros, no muchos, con la esperanza de ganar un bingo. No son verdaderos jugadores, solo son apostadores ocasionales, de fin de semana; lo mismo podrían ir al cine, a visitar a un pariente enfermo o a ver un espectáculo de variedades...Es como ir al burdel con la familia. Son ruidosos y aparatosos: pisan fuerte, con el oscuro beneficio de haber aceptado siempre las normas. Nada que ver con el verdadero jugador, un solitario que detesta la compañía, las aglomeraciones, y que necesita toda su concentración para enfrentarse al azar..."
En el siguiente párrafo puede observarse como el protagonista de la novela muestra una clara conciencia de sí mismo y de los problemas que le juego le acarrea. Es plenamente consciente de su adicción al juego, lo cual relata con cierto sarcasmo.
"Verdaderamente, soy un tipo adictivo. Tengo adicción al juego, al cigarrillo, a las mujeres, a la lectura del periódico, a la ducha y a la vida: detesto la certeza de ser mortal. Pero los otros - los que no juegan - tienen, también, sus adicciones: son adictos al trabajo, al dinero, al fútbol, al alcohol, a los medicamentos, a las hierbas, a la actualidad, o a la moda. Hay adictos a la religión, y otros a la política. Por lo menos, las mías, son adicciones lúdicas. Y no hacen daño a nadie, salvo a mí mismo".
En el siguiente párrafo, el protagonista mantiene una conversación con su psicoanalista, Lucía, ya que tiene el firme propósito de abandonar el juego y escribir un libro en el que relataría su trayectoria como jugador, tal y como hiciera Dostoievski, escritor por el que siente admiración.
"El deseo de jugar no se acaba nunca –le confieso a Lucía-. Se acaba una noche, a la hora del cierre, pero al otro día comienza nuevamente. Se espera que llegue la hora de apertura como esperan los caballos en la cinta el comienzo de la carrera. Si se pierde, se vuelve a jugar porque se ha perdido, y si se gana, se vuelve jugar porque se ha ganado.
-De modo que usted ha encontrado la fuente del deseo inagotable –comenta irónicamente Lucía-. El único límite es el cansancio, la hora de cierre o la falta de dinero, ¿no? Es verdad –agrega en seguida-, una sala de juego tiene más disponibilidad que una mujer: siempre la encontrará abierta, siempre habrá una mesa para usted, siempre le sonreirán al entrar y salir".Cristina Peri Rossi nació en Montevideo, Uruguay el 12 de noviembre de 1941. Se licenció en Literatura comparada. En la década de 1960 se convirtió en una figura muy popular. Fue en esta época cuando escribió su primer libro, un libro de cuentos titulado "Viviendo". Sus escritos, marcados por entonces por la rebeldía le llevaron a exiliarse a España en 1972 donde vive desde entonces. Se nacionalizó española en 1975. En la actualidad está considerada una de las escritoras españolas más importante. En su obra podemos encontrar tanto ensayo como novela, cuentos y poesía.
"La última noche de Dostoievski", ISBN: 8439718373, Grijalbo Mondadori editores, colección "El espejo de tinta", 1992.