Historia del Baccarat

Como sucede con la mayoría de juegos antiguos, el origen del Baccarat es incierto, tanto Francia como Italia se disputan su invención. La versión más aceptada es que el juego se originó en Italia, desarrollándose posteriormente en Francia, por lo que se le considera un juego de origen Franco-italiano. Se atribuye la invención del mismo, (hacia 1480), a un tal Felix Falguirein, cuya profesión sería la de tahúr. El juego tuvo una rápida expansión por los reinos de Florencia, Génova y Nápoles. Tras la invasión en agosto de 1494 del reino de Nápoles por el rey francés Carlos VIII, el juego fue llevado a Francia por sus soldados.

Originalmente el Baccarat se jugaba repartiendo las cartas de forma individual a cada uno de los jugadores, que debían sumar o aproximarse lo más posible a nueve puntos, quienes se pasaban de esta puntuación perdían lo apostado.

El vocablo Baccarrá, nombre italiano con el que era conocido inicialmente el juego, es el nombre que recibe la peor de las jugadas posibles, es decir cero puntos.

En Francia, hacia el final del siglo XV y principios del XVI, el juego evolucionó, estableciéndose sus reglas y dando lugar a las versiones conocidas como Baccarat chemin de fer y Baccarat banque. Estas versiones son las versiones clásicas del juego, las que hicieron furor entre la alta sociedad de los siglos XVI al XIX. En Europa, entre los siglos XIX y XX, el Baccarat fue el juego de casino por excelencia. Se trataba de un juego para grandes jugadores, las versiones clásicas del Baccarat siempre fueron elitista. Entre los siglos XVI al XVIII era jugado por la nobleza y la aristocracia, en los siglos XIX y XX era jugado por magnates, familias adineradas y artistas, estando reservado en los casinos a gente de fortuna y fama considerable, jugándose en áreas restringidas al resto de clientes. Esto le ha conferido desde su origen un aurea de glamour. A este juego han estado asociadas grandes fortunas y personajes ilustres, a los que deben su fama casinos tan importantes como son el de Montecarlo o Deauville.

Esta glamourosa imagen asociada al juego del Baccarat ha hecho que el autor Ian Fleming hiciera del mismo, el juego preferido de su personaje James Bond, agente 007, (ver James Bond y el juego), gran amante del mismo, así como de los grandes lujos. No es de extrañar pues, que el Baccarat sea clave en la primera novela de esta saga, "Casino Royale", ni que el juego sea protagonista de numerosas escenas de otras películas basadas en esta novela. Algunas de las películas de James Bond que incluyen escenas de Baccarat son:

• Casino Royale.
• On her Majesty’s Secret Service.
• For your eyes only.
• Dr. No.
• Thunderball
• GoldenEye.

El Baccarat en América:

El juego fue llevado a Inglaterra, donde algunas de sus reglas se modificaron, desde aquí fue llevado a las colonias canadienses de Inglaterra y Francia, así como a Louisiana, colonia francesa de los Estados Unidos de América. Al principio, el Baccarat fue un juego no muy aceptado en América, hasta que en 1950 se hizo una segunda reintroducción desde los casinos del Mar de Plata en Argentina. Antes de la revolución el Baccarat fue introducido en Cuba, lugar en el que se habían instalado numerosos casinos norteamericanos por tener mejores condiciones fiscales y por ser lugar de vacaciones de la alta sociedad norteamericana. En Cuba el Baccarat dio origen a una nueva versión del juego, (la más extendida en la actualidad), el Baccarat punto y banco, en el cuál, el casino toma el control del juego, convirtiendo al jugador en un sujeto pasivo, no permitiéndosele alternar los papeles de banquero y jugador, ni la toma de decisiones respecto a si se debe o no pedir carta en la jugada, como sí hacen las versiones clásicas del juego. Tras el estallido de la revolución, con la prohibición del juego de azar en Cuba, el Baccarat punto y banco fue llevado por Tommy Renzoni a los casinos de Nevada, apareciendo por primera vez en 1955 en el Dune Casino de Las Vegas, (actualmente se encuentra en su lugar el hotel y casino Bellagio).

En los casinos de América, coexistieron las tres versiones del juego existentes hasta entonces, aunque todavía de forma elitista, ya que hasta los años 70 del siglo XX, el Baccarat punto y banco solo era ofrecido a grandes apostadores. Debido a que la ventaja matemática de la banca en este juego es pequeña, y como quiera que el casino cobra un 5 % sobre el total de las apuestas colocadas en "banco", cuánto mayores sean las cantidades apostadas, mayores son las ganancias del casino, razón ésta por la que los casinos siempre han preferido como clientes de este juego personas con grandes recursos económicos.

A partir de los años 70 del siglo XX, con objeto de maximizar sus ganancias, la política de los casinos respecto al Baccarat cambia radicalmente, popularizándolo, sacando las mesas de las zonas restringidas y aliviando las normas en cuanto a indumentaria se refiere. No obstante, el peso de su herencia glamourosa se hace notar, por lo que algunos jugadores, todavía son reacios a aproximarse a las mesas antaño reservadas a la élite social. Para evitar esto y terminar de popularizar el Baccarat, los casinos inventan en los años 80 del siglo XX el Minibaccarat, que no es otro que el Baccarat punto y banco, pero jugado en una mesa menos impresionante que la clásica, (siete plazas, tipo Blackjack), con menos personal, un único croupier, así como un límite de apuesta mucho más bajo. Es decir, los casinos orientan el juego hacia un número mayor de jugadores con menos recursos, que compense los ya escasos jugadores con grandes posibilidades económicas. En esta versión, el juego se vuelve extraordinariamente rápido y dinámico, lo cual es una ventaja para el casino, pues se traduce en más manos jugadas por hora, además, el aumento en la velocidad del juego hace que el jugador apueste de modo menos racional.

A partir de los años 90 del siglo XX, el Baccarat da su último paso evolutivo, apareciendo como juego de azar en los casinos online de todo el mundo.