La gran diferencia a la hora de considerar un jugador profesional o no, es que el juego es entendido por éstos como un trabajo que ejercitan en exclusividad y del que depende su única fuente de ingresos.
El jugador profesional como tal, ejerciendo el juego como única actividad, aparece por primera vez en la Inglaterra del siglo XVIII, donde eran conocidos por el nombre de "maestro de trucos", éstos tomaban hasta cuatro alumnos a quienes les cobraban grandes sumas por sus enseñanzas.
Posteriormente en la naciente Norteamérica hacia 1830 aparece el jugador de barco, figura más conocida popularmente debido a la mitificación de que han sido objetos por parte de la pintura, cine y literatura. Recorrían los ríos Mississippi y Ohio en los barcos de vapor, en realidad no eran más que tahúres.