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shellgame Espero que disfruteis de la lectura de la traducción que he hecho del "Sharp and flat" de John Nevil Maskelyne.

He liberado también todo el apartado de técnicas cartomágicas. Proximamente liberaré otras lecturas igual de interesantes para que continúeis profundizando en este apasionante mundo de la cartomagia y del tahurismo. Un abrazo.

                                                                      Antonio.

 

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diosa fortunaLos Romanos heredaron la pasión por el juego de los Etruscos, de ellos proceden las primeras loterías, así como el juego de dados Backgammon. Atribuían los designios del azar a una diosa que de manera caprichosa otorgaba o no sus favores a los hombres. Los antiguos romanos eran jugadores compulsivos, sintiendo esta pasión todos los individuos sin importar la clase social, desde el más humilde de los esclavos hasta el mismísimo emperador. Durante la República, el juego estuvo prohibido excepto durante la festividad de los Saturnales que se celebraban anualmente en diciembre. Los Saturnales era una festividad en honor de Saturno, Dios romano de la agricultura. Según la mitología romana, hubo un tiempo en que Saturno reinaba sobre la tierra, proporcionando continuas recompensas a la humanidad, que vivía en un estado de inocencia. Las festividades Saturnales era un intento de revivir aquel dichoso tiempo invirtiendo lo convencional. Constaban de un día de fiesta pública seguido por dos días de fiesta privada celebrados en el interior del hogar romano Las celebraciones privadas incluían una "comida inversa" donde los esclavos cenaban vestidos como sus amos y muy posiblemente servidos por ellos. Estaba permitido jugar a los dados, así como a cualquier otro tipo de diversión, ya que se permitía todo lo que normalmente estaba prohibido.  Se celebraban del 17 al 19 de diciembre, quedando legalizado el juego durante las mismas. En casa de los patricios solían efectuarse sorteos de lotería muy similares al Bingo actual. La gran pasión de los romanos eran los juegos de dados de los que existían dos tipos:

  1. Juegos que se jugaban únicamente con los dados.
  2. juegos que se jugaban con dados y tablero. Constaban de fichas que eran movidas en función de la puntuación obtenida al lanzar los dados. Los tableros contaban por lo general 36 casillas marcadas con diferentes símbolos tales como cuadrados, hojas, letras, y cruces. Se lanzaban tres dados idénticos al tipo de seis caras usado actualmente. La puntuación más afortunada era tres seises o dieciocho puntos. Se pagaban las apuestas, o las fichas eran movidas hacia atrás si los dados lanzados mostraban uno o más puntos individuales.

El juego más popular era el conocido como "Diez", en él podían participar cualquier número de jugadores, que se iban turnando para hacer las veces de banquero. Se jugaba con tres dados, si al lanzarlos se obtenía menos de diez puntos, el banquero se adueñaba de las apuestas. Si por el contrario sumaban más de diez puntos, el banquero debía pagar las apuestas a los jugadores doblándolas en su valor. El juego estuvo prohibido en la Roma de los Cesares en numerosas ocasiones, no obstante, al igual que en otras épocas, se daba la dualidad de una prohibición por parte de las autoridades, y al tiempo una práctica generalizada, sobre todo por las clases sociales más altas.

Acabadas las fiestas de los saturnales, y a pesar de estar prohibidos los juegos de azar, estos seguían siendo una actividad diaria para el pueblo romano.  En las ruinas de una taberna aparecida cerca del campamento pretoriano existía un cartel que anunciaba: "En el interior juegos de azar y buena comida". Así mismo han sido encontrados carteles con el siguiente texto inscrito en ellos: "Hay sitio para buenos jugadores".
En estas tabernas las peleas eran frecuentes, ya que existían verdaderos profesionales de las trampas con dados, que vivían de usurpar el dinero a los incautos. La Arqueología ha encontrado numerosos dados cargados. Existe un cartel en una pared de Pompeya, en el que el escritor dice con orgullo: "Soy lo bastante hábil para ganar sin hacer trampas". En las ruinas de otra taberna de Pompeya se encuentra un mosaico en el suelo que representa dos escenas de juego de dados. En la primera escena dos hombres sentados en sendas sillas con un tablero de juego sobre sus rodillas, uno de ellos ha lanzado los dados y dice "EXSI" (estoy fuera). El otro hombre apunta y dice "NON TRIA DV AS EST" (no son tres puntos sino dos). En la segunda escena, los hombres se encuentran de pie en actitud de pelear por una discusión acerca del marcador de puntos. Ante la riña el tabernero hace acto de presencia diciendo: "ITIS FORIS RIXSATIS", (Marchaos de mi taberna si queréis pelear).

El emperador Augusto fue un apasionado jugador que jugaba durante todas las fiestas romanas.  En una carta escrita a su Hijastro y yerno Tiberio, (hijo de Livia), le dice: "Mi querido Tiberio hemos pasado las fiestas de Minerva con gran alegría, jugando a diario. Tu hermano, (Draco), se hizo notar por el escándalo que montó, después de todo no perdió, ya que la fortuna se giró en su favor justo cuando se enfrentaba a la más completa de las ruinas. He perdido treinta mil sestercios, porque, como de costumbre fui generoso con mis huéspedes y amigos. Si hubiera cobrado todo lo que se me debía, habría ganado cincuenta mil sestercios". Tras el reinado de Augusto el asentamiento de la Roma Imperial supuso un retroceso en la moralidad. Horacio afirmaba que: "El joven romano ya no se dedica a los hábitos viriles de la equitación y la caza; Su habilidad parece desarrollarse más en los juegos de azar prohibidos por la ley ".

Según cuenta Plutarco, Marco Antonio y Julio César eran apasionados de las peleas de gallos y de los dados. El Emperador Claudio tenía tal obsesión por los dados, que se hizo construir un carro especial que le permitía jugar mientras viajaba. El filósofo Séneca le describió en una sátira, en el infierno agitando los dados con un cubilete sin fondo. Su sobrino Calígula fue también un empedernido jugador, quien además usaba de su inmenso poder para resarcirse de las pérdidas, arrestando o ejecutando a ricos ciudadanos con el objeto de apropiarse de sus riquezas.

Se tiene conocimiento de al menos tres leyes que prohibían el juego de azar, aunque se desconoce las fechas de su aprobación. La más notable es la "Lex Talaria". El término romano para designar el juego era "Alea". En épocas tempranas del imperio, cuando la moralidad importaba, el término "Aleator", (jugador), era utilizado para describir a una persona despreciable. Con o sin leyes contra el juego de azar, los romanos seguían su pasión fervorosamente, ya que nada les distraía de la poderosa atracción que sentían por el juego. En las capas más bajas de la sociedad, las mujeres eran excluidas de cualquier actividad de juego con hombres, sin embargo, en las capas más favorecidas y ricas, se sabe que las mujeres jugaban en grupos como los hombres.