De la pasión que el juego ejerce sobre los humanos no es inmune nadie, ni siquiera aquellas personas llamadas a grandes empresas, como fue el caso de Camilo de Lelis, fundador de la orden de los Camilianos, (Orden hospitalaria dedicada a los enfermos), que podemos considerar como precursora de la Cruz Roja.
Camilo de Lelis nació en Italia, en Buchianico di Chieti el 25 de mayo de 1554, a pesar de pertenecer a una familia noble acomodada, nació en un establo por expreso deseo de su madre que quiso imitar el nacimiento de Cristo, influida de un gran sentimiento franciscano.
Siendo muy niño, (13 años), quedó huérfano de madre por lo que tuvo que vivir con su padre el marqués de Lelis, que era mercenario militar. A la edad de diecinueve años decidió tomar la profesión de su padre. Como militar participó en varias campañas por el mediterráneo hasta que una herida le obligó a retirarse por un tiempo y trabajar como enfermero.
Desde su adolescencia fue un apasionado del juego, principalmente de naipes, llevó una vida disoluta. Su descontrolada pasión por el juego le llevó a verse obligado a mendigar.
En 1575 fue llevado al convento de frailes capuchinos de San Giovanni Rotondo, donde decide dedicarse a Dios, ingresando en esta orden con el nombre de Fray Cristóbal.
Ingresó a la edad de treinta años en el Colegio Romano, hoy Universidad Gregoriana, donde se ordenó sacerdote el 26 de mayo de 1584.
Trabajó en el hospital de Santiago de Roma, donde vería el trato deshumanizado que se daba a los enfermos. Pensó en la forma en que se les podría dar una atención más personalizada, humana y cristiana, lo que le llevó a fundar una Congregación "Hermanos Ministros de los Enfermos y Mártires de la Caridad", (Clericorum Regolarium Ministrantium Infirmis), más conocida como Camilianos, aprobada por Sixto V el 18 de marzo de 1586. Gregorio XIV la elevó a la categoría de orden religiosa.
El día 8 de diciembre de 1591, emite Camilo de Lelis los votos solemnes.
Murió en Roma el 14 de julio de 1614 cuando contaba 64 años.
Fue beatificado por Benedicto XV en 1742, y canonizado por el mismo Papa el 29 de junio de 1746.
En 1886, el Papa León XIII declaró San Camilo, junto con San Juan de Dios, protectores de todos los enfermos y hospitales del mundo católico. Patrono de los enfermos, de los hospitales y del personal hospitalario. Su festividad se celebra el 14 de julio.